viernes, 10 de agosto de 2012

Crisis

Hace poco sufrí una crisis.

Fue terrible.

Devastante.

Apelmazante (¿?)

Estaba trabajando felizmente (bueno, quizás no felizmente, pero si tranquilamente), a punto de entregar un trabajo... vieron cuando les cuentan que alguien tuvo un accidente y "justo era la última vuelta que daba"? O "justo tenía ganas de parar"? Bueno, a mí no me pasó eso. A mí se me apagó la fucking computadora y, porque me quise hacer la Mac Genius (primera pista de que las cosas iban a ir mal: tengo una PC), formateé la computadora.

Don't panic, don't panic... largate a llorar desconsoladamente. Sí, eso es super útil.

Perdí todo lo que tenía en la computadora. Todo.

El trabajo lo tuve que hacer de nuevo.

A la computadora la odio.






martes, 5 de junio de 2012

FAQs

Sí, soy de Lincoln. Qué colegio?! La ciudad.

No, no vivo en el campo, vivo en una casa con jardín. No tengo vacas ni caballos.

Hay calles de tierra. En verano, si hace mucho que no llueve, pasa un camión regando las calles. Si no, después de meternos en la pileta, nos hacemos milanesa de pobres.

No saludo a todos por la calle porque no conozco a toda la ciudad y no ando por la vida saludando extraños. 

Tengo internet en mi casa, tengo teléfono, siempre tuve, nunca me "tardó en llegar". 

Sé andar a caballo, pero no me sé subir sola: haceme piecito. Y que sea un caballito bueno porque si no me da susto y lloro.

Me dan ASCO los bichos. Yo no convivo con bichos en mi casa. Mi casa está limpia, no acostumbro compartir mis espacios con babosas o gataspeludas. Si una chinche me vuela encima o veo una araña, grito y espero que la mates, como casi todas las chicas que conocés.

En realidad, si las miran de cerca, las mariposas son bichos bastante feos. Peludos y todo.







viernes, 1 de junio de 2012

martes, 29 de mayo de 2012

Me costó mucho que me divirtiera la ropa. Cuando era adolescente, no me gustaba comprarme ropa. Me aburría olímpicamente, me rompía la paciencia tener que probarme mil cosas y no me gustaba gastar plata. Me moría de la culpa. Supongo que la frustración que le debo haber causado a mi madre debe haber sido grande como un rancho (nunca se preguntaron por qué se dice "grande como un rancho"? no son grandes los ranchos... ampliaremos). Qué embole tener una hija adolescente que no se quiere comprar ropa; es como que tenés todo lo malo de tener una hija adolescente y nada de lo bueno! Tenes el malhumor (intenso, en mi caso, y en el mejor de los casos), los desplantes, la rebeldía imbécil, la superioridad y no sé cuántas cosas chotas más que, si hay algo que puede hacer que valgan la pena, es divertirte comprando ropa que no tiene conejitos, y mariposas rosas y floreadas. Bueno, yo era la conchuda que no se compraba nada NUNCA. Un opio. Y una zaparrastrosa importante.

Mucho tiempo después y gracias al intenso trabajo de mi mamá, mis hermanas y una exnovia de mi hermano, logré interesarme en la moda y empecé a comprarme ropa y esas cosas. Pero de todas formas, siempre me costó vestirme bien y canchera. Si me descuido, capaz pasan meses, una temporada entera, y yo no me compré nada. Imperdonable. El problema no es no estar a la moda, el problema es que la ropa se pone vieja y se deshace, hay que renovar.

Tengo que hacer un esfuerzo conciente por arreglarme, por combinar. Por eso envidio mucho a las chicas que siempre están lookeadas. Esas chicas que parecen que se caen de la cama vestidas como una modelo. Que nunca las vas a agarrar en falta, con un buzo canguro o un jean horripilante.

La novia de un amigo es así. Me pasó hace poco que teníamos un cumpleaños y yo me esmeré con mi vestimenta. Me puse un vestido supercanchero que me regaló mi novio cuando fuimos a Berlín, Un vestidito divino, ultratop que nadie tiene acá y es de Berlín! Nada, para mi eso eso tocar el cielo con las manos. Me caigo de lo canchera que soy. Y fui al cumpleaños hecha una potra, me creía trend setter total, nivel Leighton Meester. "Esta vez no me va a impresionar lo que tenga ella".

Qué bronca cuando la vi y me copó lo que tenía puesto! Porque estaba hecha una diosa, como siempre. Porque tenía una superlinda y original. Y porque encima le pregunté de dónde era, y obvio que me contestó que "de Londres" -.- andate a la puta que te parió. No se lo dije, pero tuve ganas. Qué bronca, por favor. Nunca le voy a ganar. Nunca voy a ser ni la mitad de fashionista que ella. *sob*.

Me recuperé. Me recuperé porque estaba divina en serio y soy una sobreviviente y YOU ARE NOT GONNA BRING ME DOWN! Pero también un poco me resigné a mi realidad de chica común y corriente, y seguí con mi vida.

A veces me inspiro y no puedo parar de mirarme en todas las vidrieras que paso. Esa es mi victoria. De zaparrastrosa, de usar el mismo sweater todos los días, de parecer un varón (y un varón feo, encima), a veces me copa cómo me visto.



lunes, 21 de mayo de 2012

Cuando me mudé a Buenos Aires, hace como ocho años, me divertía escribirles mails a mis amigas. Había armado un grupo de mails y todo, esos que mandás a una sola dirección y mágicamente se manda a todos. En esa época eran toda una novedad. Al menos, para mi. Me creía Bill Gates porque ninguno de los miembros del grupo sabía cómo lo había hecho.

La mayoría de mis amigas vino acá a vivir también, pero vivían en lugares tan inverosímiles y remotos que no las veía tanto (qué carajo es un Martínez? Quién querría vivir en San Telmo?!). Así que, al mejor estilo Carrie Bradshaw tercermundista wanna be, les mandaba ocurrentes, ácidos y divertidos mails. O eso creía yo. Parece que leerlos no les divertía tanto como a mi escribirlos.

Me frustré. Además, el teléfono es más mejor y más interactivo, y si el que está del otro lado no se quiere reir, hay formas de incomodarlo hasta que reaccione de la manera deseada.


Hace poco me acordé de todo esto. Claramente, la mina quería un blog. Con comments, por favor.