Me costó mucho que me divirtiera la ropa. Cuando era adolescente, no me gustaba comprarme ropa. Me aburría olímpicamente, me rompía la paciencia tener que probarme mil cosas y no me gustaba gastar plata. Me moría de la culpa. Supongo que la frustración que le debo haber causado a mi madre debe haber sido grande como un rancho (nunca se preguntaron por qué se dice "grande como un rancho"? no son grandes los ranchos... ampliaremos). Qué embole tener una hija adolescente que no se quiere comprar ropa; es como que tenés todo lo malo de tener una hija adolescente y nada de lo bueno! Tenes el malhumor (intenso, en mi caso, y en el mejor de los casos), los desplantes, la rebeldía imbécil, la superioridad y no sé cuántas cosas chotas más que, si hay algo que puede hacer que valgan la pena, es divertirte comprando ropa que no tiene conejitos, y mariposas rosas y floreadas. Bueno, yo era la conchuda que no se compraba nada NUNCA. Un opio. Y una zaparrastrosa importante.
Mucho tiempo después y gracias al intenso trabajo de mi mamá, mis hermanas y una exnovia de mi hermano, logré interesarme en la moda y empecé a comprarme ropa y esas cosas. Pero de todas formas, siempre me costó vestirme bien y canchera. Si me descuido, capaz pasan meses, una temporada entera, y yo no me compré nada. Imperdonable. El problema no es no estar a la moda, el problema es que la ropa se pone vieja y se deshace, hay que renovar.
Tengo que hacer un esfuerzo conciente por arreglarme, por combinar. Por eso envidio mucho a las chicas que siempre están lookeadas. Esas chicas que parecen que se caen de la cama vestidas como una modelo. Que nunca las vas a agarrar en falta, con un buzo canguro o un jean horripilante.
La novia de un amigo es así. Me pasó hace poco que teníamos un cumpleaños y yo me esmeré con mi vestimenta. Me puse un vestido supercanchero que me regaló mi novio cuando fuimos a Berlín, Un vestidito divino, ultratop que nadie tiene acá y es de Berlín! Nada, para mi eso eso tocar el cielo con las manos. Me caigo de lo canchera que soy. Y fui al cumpleaños hecha una potra, me creía trend setter total, nivel Leighton Meester. "Esta vez no me va a impresionar lo que tenga ella".
Qué bronca cuando la vi y me copó lo que tenía puesto! Porque estaba hecha una diosa, como siempre. Porque tenía una superlinda y original. Y porque encima le pregunté de dónde era, y obvio que me contestó que "de Londres" -.- andate a la puta que te parió. No se lo dije, pero tuve ganas. Qué bronca, por favor. Nunca le voy a ganar. Nunca voy a ser ni la mitad de fashionista que ella. *sob*.
Me recuperé. Me recuperé porque estaba divina en serio y soy una sobreviviente y YOU ARE NOT GONNA BRING ME DOWN! Pero también un poco me resigné a mi realidad de chica común y corriente, y seguí con mi vida.
A veces me inspiro y no puedo parar de mirarme en todas las vidrieras que paso. Esa es mi victoria. De zaparrastrosa, de usar el mismo sweater todos los días, de parecer un varón (y un varón feo, encima), a veces me copa cómo me visto.
Vos sos top hasta con look boyfriend pants, te aviso por si nadie te aviso
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